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Sobre Israel Fernández en La Resistencia y alguna otra cosa más

Siempre me ha gustado La Resistencia. Es un programa indiscutiblemente moderno. Llevan a gente joven que habla como los jóvenes de cosas de jóvenes, en un código completamente burlón y jocoso. Es un programa irreverente. No siguen ningún protocolo. El presentador, David Broncano, no se prepara las entrevistas y se dedican todos a hablar de tonterías. Es un programa informal. Ahí se va a echar las risas. Es un cachondeo. No hay seriedad, no hay preparación, Broncano no sabe ni a quién tiene en frente y en vez de preguntarle por su disco o por su libro le puede preguntar perfectamente por el satisfyer.

 

Pero es un programa imparcial, y es un programa integrador. Imparcial porque hablan en ese tono con todo quisqui. Da igual que sea hombre, mujer, músico o empresario. El vacile es para todo el mundo. Y es integrador porque llevan a celebridades que otros muchos programas no considerarían celebridades. Atletas profesionales, campeonas olímpicas, dibujantes, actrices porno, raperos, luchadores de artes marciales... Gente de la edad y condición que sea, fue famosa su semana de "yayas", octogenarias famosas o no tan famosas que también merecen un espacio en los medios. Gente que destaca en su oficio sea del ámbito que sea. En la Resistencia consideran que puede ser interesante para nosotros conocer a alguien que destaca en lo suyo, aunque no sea mega-famoso. Y este punto es muy importante.

Efectivamente, este martes un programa de los de mayor audiencia de este país ha decidido entrevistar a un cantaor flamenco. Israel Fernández, que iba a presentar su nuevo disco, "Amor", fue muy inteligente, sabía a lo que se iba y en qué programa se metía (o si no lo sabía, leyó bien el partido sobre la marcha) y supo sacarle partido. Otra gente se queda un poco parada con el rollo de Broncano, que no les pregunta, que les dice chorraditas, y otros se ofenden, y otros no saben por dónde salir. El cantaor de Toledo consiguió darle la importancia y el interés que tiene al flamenco pero sin salirse de la atmósfera de comedia que llevaban. Le contó anécdotas familiares, letritas graciosas de flamenco pero otras más profundas, y en definitiva lo supo llevar bien. El público vio en él a un tío carismático, simpático y con un look bien representativo, llevando por bandera el flamenco, vieron en el lo exótico y lo indescifrable del flamenco, pero en una persona humana y normal que era como ellos. Un cachondo, un joven, un tío guay. Y en su línea de irreverencia, de no respetar especialmente nada y no saber especialmente de nada, Broncano y sus colaboradores se mostraron realmente atraídos por el flamenco. Les gustó. Al público le gustó. Es más, les flipó el flamenco.

Llegó el momento en el que Israel se puso a cantar unas letritas junto a su primo (que se había incorporado a la entrevista poco antes, protagonizando juntos momentos bien divertidos). Y en ese momento fue cuando surgió la magia. Compás en la mesa. "Nudilleando". Bulerías. No hace falta más. Un minuto o dos a lo sumo en los que Israel Fernández cantó como sabe. Esa breve actuación ya ha sido compartida por todos los flamencos del país. Los flamencos somos muy agradecidos cuando se nos da la oportunidad de salir en los medios de máxima audiencia (siempre que no sean como el despropósito que se produjo en el último documental a Paco de Lucía), y no dudamos en compartir y pasárnoslos los unos a los otros, sin parar. "¡Ah, por fin flamenco en los medios!" "¡Por fin han considerado que somos dignos de salir en la tele de primera línea, como La Isla de las Tentaciones!" "¡Como First Dates!" "¡Alguien nos ha considerado tan dignos, tan buenos, tan útiles como esos programas!". En fin, creo que se entiende.

Lo compartimos todos, y es que fue un momento especial. A veces pasa. Se forma una atmósfera, con la luz, la mesa, el cante, los primos entendiéndose tan bien, gozándosela, y esa rabia que es a la vez gustosa de Israel, ese duende... Cautivó a flamencos y a no flamencos, y ahí es a donde quería llegar.

 

El programa ya lleva 500.000 visitas en Youtube. Hay cientos de comentarios como "no escucho flamenco ni me ha interesado nunca pero la verdad es que debe emocionar escuchar a este hombre en directo" o "ni puta idea de flamenco, pero este paisano canta que te mueres". O "me ha encantado este programa, han descubierto a un artistazo". ¡Lo han descubierto! Claro. Porque los medios tienen poder para eso. Para descubrirnos artistazos que no conocíamos. Israel no es un artista mega-famoso fuera del flamenco. Los no flamencos no tenían por qué conocerle. Los que no saben de flamenco, los que no entienden. "No entiendo nada de flamenco, pero he sentido cómo se me erizaba la piel, hay algo en la música que se te mete dentro".

 

¿Y por qué los medios creen que "a la gente no le va a gustar eso"? Aquí quería llegar yo, ¿por qué las discográficas, los productores, los programadores, los canales de televisión y las multinacionales siguen pensando que para encandilarnos necesitan vendernos lo simple? Que sólo sabemos escuchar pop del más facilón, contenido simple y superficial, programas de citas y de guarreo. Creen que si nos dan algo más elevado nuestro paladar de campesinos y de paletos no va a saber degustarlo, y entonces no ponen en la televisión música más profunda, deportes más complejos o contenido más inteligente. Pero estamos hartos de demostrar que, cuando sí que lo hacen, las pocas veces que lo hacen, nos encanta. Que no somos tontos. Que nos gusta lo bueno. ¿Tal es su miedo a arriesgar que no se dan cuenta de que si nos dieran acceso a lo bueno, nos gustaría más lo bueno que lo malo? Que si nos hicieran el mismo bombardeo publicitario o nos dieran el mismo contenido educativo con el flamenco u otras músicas complejas que con el pop más sencillo o los programas más estúpidos, nos gustaría igual o más. Y la cultura es una industria. Y puede generar mucho dinero. Como todas las aficiones. Cada pueblo cuenta con dos o tres equipos de fútbol (no tengo nada en contra del fútbol, es deporte, es sano... pero hay más cosas). El fútbol es un deporte como otros, pero es el que genera puestos de trabajo. Produce interés en los niños, que luego crecen y se hacen adultos. ¿Por qué creéis que los niños no pueden tener interés en otras cosas? ¿Por qué insistís en negarle el acceso a la cultura en los grandes medios o priorizáis cualquier otra programación educativa antes que esa? ¿Por qué pensáis que los niños son imbéciles y no les va a gustar lo bueno? ¿Por qué no se lo mostráis y que decidan ellos?

 

Bombardeadnos con publicidad masiva acerca de lo guay y lo cool que es el flamenco. O cualquier otra actividad cultural. ¿Y si cualquier actividad cultural pudiese ser guay y cool? ¿Y si sólo dependiera de que nos dejaran verla en un programa de televisión considerado como guay y cool? De que nos mostraran a tíos que molan y que hablan nuestro lenguaje y tienen cosas que contarnos, nos identificamos con ellos y nos interesan. Y son enrollados y hacen música que no es para culturetas, ni para intelectuales, ni para viejos. No. Es para gente como nosotros. Gente normal. No somos tontos, no rechazaríamos lo bueno si se nos permitiese acceder a ello. Sólo necesitamos que alguien nos lo diga. Que no nos metan miedo con el flamenco ni otras culturas. Que no las tengan tan ninguneadas que nos impidan enterarnos siquiera de su existencia. Que no nos digan, "es muy complejo, no te va a gustar, porque tú eres estúpido". Necesitamos que los grandes medios nos digan, "eh, también puedes escuchar esto". "Te dejamos". "Lo vas a entender". "Hay gente guay que lo hace, y gente guay que lo comparte". "Tú puedes ser guay escuchando esto también".

 

Cuando los grandes medios decidan vender esa imagen del verdadero contenido cultural, la sociedad crecerá en un tiempo récord. A pasos agigantados. Se generará un interés abrumador. Y una industria. La industria de la cultura. No sé. A lo mejor es eso mismo lo que no quieren que ocurra. Que nos demos cuenta de que podemos entender y disfrutar cualquier música, que nuestro cerebro está preparado para ello. A lo mejor los que dicen que no llevan música o literatura a la tele, a las grandes cadenas de radio o a las escuelas porque "no nos gustaría" son como los que decían en su día que no había que enseñarnos a leer porque no íbamos a ser capaces, no íbamos a entenderlo, no íbamos a sacarle partido, nosotros, los borregos, los necios. A lo mejor quieren que la cosa siga así. Quieren que creamos que eso de la "música" y la "literatura" es para otros. No para nosotros. En fin, quizá busquen eso. Suerte que en este programa del que les hablo se dedican a hablar con artistas de verdad y a demostrar que son humanos. Que son como nosotros. Suerte que existe este programa disfrazado de contenido frívolo y de estupideces que nos descubre artistas y atletas que no conocíamos y que otros medios no nos dejan conocer .

 

Qué bien que exista ese programa del que cada vez entiendo mejor su nombre:

 

"La Resistencia".