Vayan por delante tres cosas antes de comenzar a desarrollar esta opinión.
La primera, que es eso: una opinión. Una opinión puede cambiar, crecer y modificarse con el intercambio sano de ideas. Eso es precisamente lo maravilloso de las opiniones.
La segunda, que tengo claro (lo cual es otra opinión, pero la tengo clara y fundamentada) que el feminismo es un movimiento absolutamente necesario, que estamos en un momento en el que es especialmente importante y que toda esta oleada social feminista reivindica una necesidad totalmente real y manifiesta.
La tercera, que una mujer prácticamente siempre tendrá una opinión más amplia y perceptiva del feminismo y el machismo que yo, que soy un hombre, porque yo no lo sufro de manera directa, pero aún así he pensado un par de cosas acerca del feminismo y el flamenco (en realidad, en general, el feminismo y la música, o el feminismo y la moda y los mercados, lo que pasa es que el flamenco es lo que a mí me toca más cerca) y creo que no estaría de más comentarla y debatirla.
A lo largo de la historia del siglo XX los movimientos sociales reivindicativos siempre han tenido dos tipos de enemigos:
Los primeros son los enemigos que realmente están en contra de estos movimientos sociales de igualdad: son el racismo, el machismo, el clasismo y todos esos malditos “ismos”.
Los segundos son, en cierto modo, más peligrosos, en el sentido de que no se les ve venir. Son los enemigos circunstanciales, incidentales, que son enemigos sin querer: son los grandes mercados que no están necesariamente en contra de la igualdad, ni necesariamente a favor, sino que simplemente ven en ella una oportunidad de vender o una moda.
Y entonces venden camisetas con estampados a favor del feminismo, igualdad o (curiosa ironía) anticapitalismo. Tacitas con frases feministas, pósters con frases feministas, frases en Facebook de feminismo obvio para que se compartan rápido.
Y esto por un lado, incluso, es favorable para el feminismo, porque ayuda a compartirlo, a que se piense en él, a que se extienda. Pero, por otro, es negativo, porque da la sensación de que es una moda comercial, de que es algo frívolo que se utiliza para sonar a progre, que se compra y se vende, etc.
No es un fenómeno malo por sí mismo, pero es peligroso según se use.
Digamos que el mercadeo del producto feminista es como una ventana; la puedes usar para mirar un precioso paisaje, para abrirla y ventilar la casa… o la puedes usar para tirarte por ella. Te da oportunidades de ambas cosas, depende más de ti.
Pero, ¿a qué viene todo esto en el blog de un guitarrista flamenco?
Pues bien, como ya sabréis, se han puesto muy de moda en el flamenco los espectáculos de la mujer en el flamenco, el papel de la mujer en el flamenco, mujeres flamencas, etc.
Y me parece, como ya decía, algo totalmente loable y necesario, pues estamos en el momento en el que todas las reivindicaciones por la igualdad entre el hombre y la mujer deben salir ahora, juntas, cuantas más mejor, que resuenen, que se escuchen, porque nunca hasta hoy el feminismo había tenido tanta fuerza, y nunca (y eso que todavía le queda mucho por lograr) ha sido tan poderoso como hoy.
Y en el flamenco ha habido históricamente un papel cultural de inferioridad de la mujer, ninguneada en letras horribles que todavía se cantan hoy en día, y es hora de que la mujer coja fuerza y mando, y coja la guitarra, el baile o el cante o lo que quiera, y se la valore en igual medida que al hombre por sus méritos.
Eso es algo evidente e indiscutible, sí.
Por eso me preocupa un poco este nuevo fenómeno, porque ya lo veo venir. Veo venir (digo que veo venir porque veo que se va a hacer, no que se haga en ningún caso concreto sino que va a haber una tendencia, y estaría bien poder detenerla o suavizarla antes de que se pase de rosca) espectáculos de la mujer en el flamenco porque sí, sin ningún sentido, para conseguir las subvenciones, para conseguir los conciertos, para tener visibilidad…
Sí, es cierto; debemos programar esos espectáculos para tener visibilidad. Pero para tener visibilidad a la hora de difundir y lograr la igualdad… no para tener visibilidad porque sí, por moda, para tener más conciertos, porque es lo que se vende, contratar a mujeres flamencas haciendo espectáculos de mujeres flamencas porque sí, sin ningún nexo argumental que defienda a la mujer en el flamenco, espectáculos que digan “por la mujer en el flamenco” y no tengan nada que ver con la mujer.
En fin, utilizar el tema para vender.
El asunto es complicado porque esa reivindicación debe seguir existiendo. Y, en fin, no hay que ser moralistas radicales, no está de más aprovechar un poco la tendencia para elaborar espectáculos sobre la mujer en el flamenco, de paso se tiene un poco más de trabajo y además se difunde el tema, que es muy importante. Dos pájaros de un tiro.
Vale, bien. Pero yo sólo aviso. Este artículo de opinión es un artículo preventivo, no es una crítica, es una advertencia. Hay que hacer las cosas bien. No se nos puede ir de las manos algo tan importante sólo por seguir la moda, por querer que se nos vea más. Como ya digo, no quiero criticar con este artículo, quiero prevenir, cuando escribo estas cosas lo hago con un fin, quiero que mi pensamiento, de alguna manera, sea útil para quien saque algo en claro de él.
Y, para ello, no se me ocurre nada mejor que, directamente, dar unos cuantos consejos que harán que se entienda mucho mejor a lo que me refiero.
1. Consejos para los programadores de espectáculos:
- No programar sólo las cosas de moda o porque no van a tener riesgo. Ya no sólo estamos hablando del feminismo, sino de más fenómenos que ya han sido así en su día; el flamenco con los poetas, el flamenco con la política, los aniversarios de los poetas, los homenajes. Parece que si no haces un espectáculo flamenco de las letras de los poetas o del aniversario de no sé quién, ya no te lo programan. Está bien programarlos, sí, y la poesía castellana casa mucho con el flamenco, ole los octosílabos, y la temática encaja, y le va como anillo al dedo. Pero, señores programadores, arriesguen un poquito más, metan más espectáculos basados en otras cosas, jueguénsela. A la gente le gusta ir a un concierto que suene bien, que tenga un sentido, un hilo argumental, que le deje impresionada. Lo cual me lleva al siguiente punto.
- Programar en función de la calidad, más que de la moda del programa. Bien, hay que programar espectáculos de la mujer en el flamenco o de la historia de la poesía y la política española. Porque son temas fundamentales, eso es cierto. Pero hay que programar espectáculos buenos. Mover a bombo y platillo un mal espectáculo de mujeres flamencas sólo hará que los machistas lo vean y se relaman diciendo: “¿lo veis? Son peores que nosotros, las programan sólo porque son mujeres y está de moda, pero no tocan bien o no organizan buenos espectáculos”. Si se organiza cualquier espectáculo, porque sí, por ser de la mujer, sin tener en cuenta que sea bueno o malo, se hace más daño que beneficio al feminismo. Da la sensación de que se trata de mover a la mujer porque es el tema de moda, no para que se vea que puede ser igual de buena que el hombre.
- Programar espectáculos con sentido. Y es que esto no sólo va de feminismo. Recuerdo un amigo mío guitarrista que participó en un homenaje a Cervantes que era un espectáculo de baile flamenco de toda la vida. Decía en tono de broma (claro, él no tiene la culpa de nada, él acepta un trabajo y punto): “al menos las soleares son de Alcalá”. En referencia a que Cervantes era de Alcalá de Henares. Bien, Alcalá (Sevilla) y Alcalá (Madrid), era lo más parecido a un nexo que se podía encontrar con Cervantes en aquel homenaje. Mal. No se puede hacer un homenaje a Cervantes, ni a nadie, sólo porque es un centenario, para ganar dinero. En fin, sí, ya que lo haces por la oportunidad, cúrratelo, haz cosas relacionadas. No se puede hacer un homenaje a Paco de Lucía y venderlo como homenaje a Paco de Lucía, como algo especial y único, y no tocar nada ni decir nada que tenga que ver con él, ni reunir a personas que tengan que ver con él, ni hacer nada cercano a él. Se ve el plumero. No se puede hacer un espectáculo de flamenco completamente normal, en el que participen mujeres y hombres, bailando y cantando flamenco tradicional, y decir que es un homenaje a la mujer en el flamenco. Hay que currar un poquito más.
2. Consejos para los artistas que proponen espectáculos:
- Pues eso, en realidad lo mismo. Hay que elaborar espectáculos relacionados con lo que se vende. No es tan malo aprovechar el tirón, es normal, es humano, e incluso sirve para dar a conocer a los poetas, a la mujer, a los centenarios, lo que sea. Pero hay que trabajar, tiene que haber un sentido en lo que se hace. No vender que es feminista o que homenajea a tal o cual porque sí, para sacar subvenciones. El dinero público está para promover el arte y la cultura, no para sacar tajada. El público va a disfrutar y a aprender. No cuesta tanto hacer las cosas bien.
Las modas vienen y van, se desvanecen. Los asuntos y reivindicaciones sociales importantes no pueden tomarse como modas, como productos. La música debería poder exponerse y venderse como tal, no ser justificada. Ahora parece que ya sólo nos compran espectáculos que tengan que ver con algo o que recreen una época o que tengan una temática concreta. ¿No puede ser un espectáculo de flamenco bien hecho, y ya está? ¿No se puede ir a un concierto de alguien que toca muy bien lo suyo, porque sí? ¿Tiene que tener que ver con algo?
En fin, nada más, ese es el peligro del que quería advertiros. Que el arte puede servir para promover y hacernos tomar conciencia de los problemas de la sociedad, así que hagamos que sirva para esto, que sirva bien. Hagamos, por favor, por esta vez, las cosas bien.